martes, 13 de noviembre de 2018

De nuevo en torno a la bioética y los problemas actuales del conocimiento


Mucho se ha dicho acerca de los cambios de paradigmas desde los cuales se intenta generar conocimiento, especialmente en lo atinente a aquellas intenciones exitosas de descripción y explicación del objeto de conocimiento que la ciencia contemporánea intentó y logró esclarecer, a pesar de los obstáculos que crecientemente fueron apareciendo en el paisaje oculto que la naturaleza antepuso al observador más aguzado. Los cambios de paradigmas en torno al conocimiento obedecieron siempre a la propia incapacidad de observación de la ciencia, pues los mismos instrumentos diseñados se fueron "obsoletizando", al punto de llegarse a plantear, al menos en el mundo subatómico, que el observador cambia no solo la apariencia del objeto observado, sino que lo hace de forma real. Ciertamente, esta cuestión ya clásica en el medio social de la actual ciencia, ha sido dura de entender y de anticiparse a la testarudez que ha caracterizado a los medios ortodoxos del mundo científico. Y ello es precisamente de lo que se trata en este medio tan obstaculizado del conocimiento: Qué ha ocurrido frente a los ojos del observador, es una cuestión aún hoy día difícil de esclarecer; sin embargo, lo que si es seguro es que, ante esta incertidumbre acerca del conocimiento, el mundo se ha ido transformando desde las propias dinámicas introducidas por los nuevos paradigmas del conocimiento: la ciencia ha transitado desde el conocimiento de la transformación, que digamos es lo clásico, es decir, reconocer que todo cambia desde los mismos albores de nuestra historia como seres vivos finalmente, hasta la misma transformación del conocimiento; esto es, a la par que es reconocido el cambio del mundo físico, también se ha producido el cambio del rol del observador de la realidad: ahora también la produce, aumentando sus dimensiones sin más. Dicho de otro modo, ha habido un paso en la dinámico del conocimiento que transita desde la idea de cambio hacia la idea de la "realidad aumentada". Cómo ha ocurrido esto es la tarea que se presenta como reto a la comunidad de cientistas y filósofos de la ciencia, sobre lo cual ya hay algunas ideas claras. 

Una de esas ideas claras es el rol propiamente del observador que mencionamos antes. Al llegarse al extremo de alterar el curso de la misma naturaleza, se ha introducido un cambio en la mentalidad del observador en su rol no solo de cognoscente sino propiamente de reproductor, mejor dicho, "generador", del mundo que acontece. La ciencia se ha apropiado de la dinámica generatriz de mundo, al extremo de cambiar su propia dinámica interna: ha pasado epistémicamente de la idea de predicción de lo dado, a la idea de predisposición no ya de lo dado pues no preexiste al observador, sino de lo imprevisto no dado. Comprender esto es el nuevo rol de la filosofía de la ciencia, especialmente desde las dinámicas del conocimiento acerca del nuevo mapa del mundo, incluido la del cerebro humano, cuestión que hará exponencialmente crecer nuestras expectativas acerca de lo que significa conocer. Ya esto no es como antes: predecir mediante algoritmos todo el entramado que compone la complejidad del mundo; sino crear no conocimiento; crear mundo, crear realidad, crear vida. Frente a esto, la predictibilidad se ha caído para reintroducir la incertidumbre acerca del mundo y de la vida, cuestión que desde comienzos del presente siglo se tornó en la principal característica de la filosofía de la ciencia.

Frente a todo este panorama de dudas, vienen insertos en el relato acerca de la vida las posibilidades de su perpetuación. Se inserta entonces un nuevo enlace necesario en la generación del conocimiento, auspiciado por la ética que le es propia ahora. Ya no es dado hablar de la neutralidad del conocimiento ni mucho menos de la ciencia; ahora estamos frente a los nuevos parámetros de la vida y por tanto frente a los nuevos parámetros de la crítica: se trata de justificar una ética del conocimiento, cuestión de la que se ocupa hoy día la bioética, en tanto disciplina emergente en el contexto de la transformación del conocimiento. De ello hablaremos en la próxima entrada. Damos con ésta nuestra propia bienvenida luego de cuatro años de receso involuntario. Le doy a nuestros seguidores la expectativa de discutir de nuevo estos y otros problemas en torno al conocimiento y las nuevas dinámicas que en su entorno se han venido tejiendo a lo largo de estos últimos años, no sin antes dejar en claro que nuestros temas estarán enlazados por las dinámicas que las nuevas perspectivas del conocimiento insuflan a la nueva filosofía de la ciencia, por lo que trataremos de nuevo con problemas de índole científico, filosófico, político, jurídico, de gestión del conocimiento, entre otros. Nos vemos por estos caminos de la ciencia.      

Prof. José Vicente Villalobos Antúnez
Universidad del Zulia